Exhalando la educación disfrazada de bondad

Educación, arte y fe

The Abstract

Este es un ensayo creativo/entrevista sobre educación, arte y fe. Para comenzar quisiera hacer una breve introducción sobre dos ideas centrales que vivo desde mi quehacer educativo y como persona de fe que se ubica dentro de la tradición anabautista. Primero, me parece útil marcar la diferencia entre «instrucción» y «educación». Charles L. Glenn afirma […]

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Reflection piece by Doménica Santillán, Jonathan Minchala

Este es un ensayo creativo/entrevista sobre educación, arte y fe. Para comenzar quisiera hacer una breve introducción sobre dos ideas centrales que vivo desde mi quehacer educativo y como persona de fe que se ubica dentro de la tradición anabautista.

Primero, me parece útil marcar la diferencia entre «instrucción» y «educación». Charles L. Glenn afirma que la «instrucción se refiere a la enseñanza de habilidades e información, y educación, a la formación de carácter, valores y el desarrollo de la persona».1 Por lo tanto, continúa Glenn, no podemos hablar de educación sin «presuponer una idea de lo que es el bien».2 Si esto es así, resulta ingenuo pensar que podemos ser neutrales a la hora de involucrarnos en la educación. Más bien debemos preguntarnos, como ya he apuntado en otro escrito comentando a Alasdair MacIntyre: «¿en qué historia o tradición están ubicados nuestros juicios, valores y virtudes que compartimos a nuestros estudiantes?».3 En mis clases, me ubico abiertamente como un seguidor de Jesús de tradición anabautista. Desde ese lugar de enunciación gesto mis aproximaciones académicas. No trato de parecer neutral pero sí intento acoger la diferencia de la que estamos llamados a aprender por el hecho mismo de ser cristianos y no simplemente por parecer «civilizados» y tolerantes. Tal como afirma Rowan Williams:

El cristiano no se pregunta cómo sabe que la religión cristiana es exclusiva y universalmente verdadera; simplemente trabaja sobre la base de la visión «crística» para el bien humano, comprometiéndose con creyentes de otras tradiciones sin inquietud ni proselitismo, ni una actitud defensiva, sin reclamar una perspectiva «exclusivista» que invalide a otras, ni una absorción «inclusivista» de otras perspectivas en la suya propia; ni siquiera una metateoría «pluralista», situando a todas las tradiciones en un único mapa y relativizando sus vidas concretas.4

Este diálogo «crístico» trato de implementarlo en mis clases. Reconocer a Jesucristo en las caras de mis estudiantes y en prácticas religiosas incluso lejanas al anabautismo. La tradición anabautista, al enfocarse en el discipulado y no simplemente en creencias proposicionales, nos permite participar de un diálogo creativo y abierto que no se agota en simples certezas absolutas sobre temas que pueden ser incluso controversiales.

En segundo lugar, creo que es fundamental reconocer que nuestros aprendizajes, tanto dentro como fuera de la iglesia, se gestan en una comunidad donde tenemos modelos que podemos seguir. Tal como ha apuntado Luis Marcos Tapia en otro escrito en esta misma revista: «la imitación es exactamente el punto clave que diferencia un/a pastor/a anabautista».5 Creo que la imitación es también el punto clave que diferencia a un profesor/a que se reconoce como cristiano anabautista. La educación post pandemia se inclinó hacia una virtualidad que me parece peligrosa porque, aunque necesaria en su momento, confunde educar con instruir. No estoy hablando de la necesidad de una institución para que se pueda otorgar educación sino de hacer presente el cuerpo, las prácticas y la vitalidad que conecta el material que estudiamos con la cotidianeidad y el carácter.

Siguiendo a James W. McClendon, Jr. y aplicándolo a la educación, no podemos reducir la educación (discipulado) a una mera transmisión de proposiciones.

Desafío la afirmación reduccionista de que, en la medida en que la ética narrativa es ética, puede ser reducida, sin perder su contenido, a proposiciones que expresan principios morales. En resumen, contra la afirmación de que la ética narrativa no necesita narrativa. Mi defensa es que la reducción presupone que existen de hecho narrativas morales cristianas, por ejemplo, los Evangelios. Busca mostrar cómo los Evangelios transmiten, si bien no mediante principios proposicionales, su enseñanza moral. Lo hacen principalmente identificando personajes (Jesús y los discípulos) y un ámbito o escenario (el reino venidero). Estos personajes están unidos por un argumento: la historia del evangelio. Esta historia se convierte en una exigencia moral, en una guía moral, en un telos moral para los lectores solo en la medida en que captamos el sentido de la historia, reconocemos al que allí se llama Cristo como nuestro Señor y, por tanto, nos confesamos entre los discípulos del reino […] De esto se deduce que la ética narrativa, que es la ética habitual de toda comunidad cristiana formada por historias, no puede ser sustituida por una ética reducida, no narrativa, de principios […].6

Para aprender y aprehender una educación verdaderamente cristiana de tradición anabautista debemos ser capaces de comprender la dimensión narrativa y a nosotros como personajes que somos instruidos y formados no solo por las Escrituras, la tradición y la verdad que encontramos en las diferentes disciplinas académicas, sino por el seguimiento de sus santos y santas de carne y hueso que reflejan a Cristo.

Escribo esto con alguien que en poco tiempo dejará de ser mi alumna en un colegio cristiano privado en Latinoamérica, Doménica Santillán. La conozco hace casi tres años, ha sido mi estudiante de las clases de Literatura Latinoamericana, AP Español Literatura y Cultura, Investigación y Justicia. En un intento de comprender la relación profesor-alumna y la pedagogía de una manera que escapa a los circuitos tecnocráticos educativos, consumistas y de pedagogía de la mera instrucción de información, decidimos escribir esto, compartiendo reflexiones desde diferentes lugares de enunciación pero con la convicción de que la educación importa, de que el aprendizaje puede ser apasionante, de que arte, educación y fe pueden y deben estar relacionadas y de que las instituciones educativas no tienen la última palabra en cómo nos situamos como aprendices, maestros y sujetos deseantes.

Doménica, en una de las exposiciones sobre las diferentes formas de relacionar a las iglesias y el Estado, para la clase de Justicia que imparto desde una perspectiva anabautista, dijo que ella se ubica más cerca de los anabautistas porque siguen las enseñanzas e historias de Jesús. Dome también cuenta historias con su escritura, sus dibujos, su música y sus performances. Me recuerda que creación y creatividad comparten el mismo vocablo latino creare, y como cristianos podemos conectar con Dios a través de formas alternativas de aprendizaje como el arte. Rowan Williams afirma que:

El cristianismo como tal no impone un único proyecto institucional o un futuro en su encuentro con otras religiones, sino que su futuro concreto debe ser concebido en términos de humanidad cristificada, humanidad liberada de la sumisión esclava a un poder divino extraño y participante así en la actividad creadora de Dios. Se compromete en el diálogo para descubrirse a sí misma de modo más veraz, para proponer a otras tradiciones la pregunta que surge de su propia historia fundacional, y para proponer un enfoque para la esperanza y la acción humana común.7

Pedagogía, arte y fe están íntimamente unidas desde una perspectiva cristiana porque trabajan con los deseos, porque nos recuerdan que estamos insertos en una narrativa que da sentido a nuestras acciones.

Aquí nuestra propuesta:

Entrevistas

bell hooks comienza un texto sobre el pedagogo brasileño Paulo Freire de la siguiente manera:

Juego en este texto a dialogar conmigo misma, Gloria Watkins, en conversación con bell hooks, mi voz en la escritura. Quería hablar de Paulo y de su obra así porque este formato me permite una intimidad (una familiaridad) que no me parece posible alcanzar con un artículo. Y esa es la manera que he encontrado de compartir la dulzura, la solidaridad de la que hablo.8

bell hooks sabe que la forma no está separada del contenido y a veces debemos buscar maneras de decir que salgan del canon tradicional de escritura para poder acceder a nuevos sentidos y nuevas preguntas. Con Doménica Santillán, realizaremos una entrevista mutua de cinco preguntas usando, a modo de juego, limitaciones parecidas al grupo de experimentación literaria OuLiPo (Ouvroir de littérature potentielle, Taller de literatura potencial), como responder en un máximo de 280 caracteres (tuit), hacer dibujos, responder con citas de un libro de literatura, y desde el «corazón».

(Aquí mi entrevista a Lazuli (L), la voz de la escritura y de los dibujos de Doménica Santillán).

  1. La activista y educadora bell hooks relata un recuerdo de cuando tenía 16 años y comenzó a asistir a un colegio mixto (blancos y negros). Tenía un amigo blanco que era criticado por llevarse con ella. Un día la invitó a su casa y después de horas de debate con sus padres sobre los peligros que podía conllevar asistir a su casa, ella decidió hacerlo. bell hooks dice que esta experiencia marcó su vida porque aunque conocía gente que quería desaprender el racismo, la mayoría se «alejaban en cuanto se encontraban con obstáculos, rechazo, conflicto y dolor».9

¿Estos peligros siguen latentes?, ¿Qué tipos de peligros?, ¿Con cuáles grupos?

L. Sí, claramente estos peligros siguen latentes. A veces siento que no quieren que las personas de la comunidad LGBTIQA+ escribamos nuestros nombres en el mapa del mundo. Por eso, para mi monografía final del colegio, estoy investigando cómo lograr que las personas que forman parte de esta comunidad, que han sufrido traumas, logren sanarlos o por lo menos enfrentarlos por medio del arte.

Para ampliar mi respuesta necesito otras voces, así que voy a citar frases de dos libros que han sido significativos para mí, para repensar mi proceso educativo y mi proceso de autoconocimiento: Aristóteles y Dante se sumergen en las aguas del mundo10 de Benjamín Alire Sáenz y Punching the Air11 de Ibi Zoboi y Yusef Salaam. El primero es sobre el encuentro de dos adolescentes en su proceso de descubrir que son parte de la comunidad LGBTIQA+ y el segundo sobre la opresión negra y el problema de sentirse inseguro en un mundo que juzga sin compasión y que hace del odio el motor de la vida.

«El mundo en el que quería vivir no existía. Y estaba luchando por amar el mundo en el que si vivía. Me preguntaba si era lo suficientemente fuerte o bueno para amar un mundo que me odiaba».12

«Quería ser otra versión mía… a quien le gustan las chicas, y sentir cómo sería formar parte del mundo y no solo vivir en sus rincones». «Ari más Dante era igual a amor, pero también era igual de complicado… era igual a jugar a las escondidas con el mundo».13

«Me preguntaba si a Dante y a mí alguna vez nos permitirían escribir nuestros nombres sobre el mapa del mundo. A otras personas les dan instrumentos de escritura… y, cuando van a la escuela, les enseñan a usarlos. Pero a los chicos como Dante y como yo no les dan lápices o plumas o pintura en aerosol. Quieren que leamos, pero no quieren que escribamos. ¿Con qué escribiremos nuestros nombres? ¿Y en qué parte del mapa los escribiremos?»14

Y es triste, sabe profe. Que una niña que está experimentando un pequeño crush, por primera vez, tenga que recurrir a esconder su corazón, a esconder su verdadero yo. ¿Cree usted que esconder su verdadera forma de ser es ético? ¿Cree que está bien no ser libre de mostrar su verdadera forma de ser por miedo, enojo, rechazo e incluso soledad? Ser parte de la comunidad LGBTIQA+ en un colegio religioso es una de las cosas más duras que he tenido que superar en mi vida. Que me recuerden constantemente acerca de mi condena al infierno, por el simple hecho de que te guste alguien de tu mismo sexo. Y es verdad, nadie quiere ir al infierno, ninguna niña de catorce años quiere ir a un lugar lleno de sufrimiento y condenación. Y no solo es una niña, hay millones de niños y niñas que se encuentran en esa situación: escondiendo sus corazones con el propósito de encajar perfectamente en el ambiente-que-ayuda-a-chicos-y-chicas-a-acercarse-a-Jesús para no ser juzgados, para ahorrarse el sufrimiento del infierno, un sufrimiento que con el tiempo irá creciendo en sus corazones.15

¿Debería seguir escondiéndome?

  1. La crítica literaria Josefina Ludmer usa el término «las tretas del débil», para designar aquellas tácticas que permiten sortear las limitaciones que pone el superior o la autoridad al subalterno. Este gesto consiste en aceptar el supuesto lugar al que se somete al subalterno y las reglas que se le impone pero desde ahí responder de una manera que, sin contradecirlo frontalmente, cambiaba su enfoque y las categorías con las que estaba trabajando: «no decir pero saber, o decir que no sabe y saber, o decir lo contrario de lo que sabe».16

¿Qué tretas has usado para resistir las imposiciones de una educación heteropatriarcal?

L. Me siento observada y juzgada como si no entrara en las categorías de los que ellos llaman cristianos. Pero en lugar de alejarme de Dios, trato de mostrar otro Dios diferente al de ellos. Por eso enfrento su anatomía con la mía, la de mis entrañas.

  1. Fernando Bárcena y Walter Kohan dicen que educar es hacer que la voz

    Ilustración por Lazuli.

    de los y las estudiantes puedan ser conversables y que esto se logra a través del ejercicio de la amistad; una amistad que une la afectividad y la pasión por pensar [crear]. La amistad entonces permite que aprendamos a ser «discutibles, o lo que es lo mismo, dejar de ser incontestables […] aprender a ponernos entre paréntesis».17

 

¿Cómo has vivido este proceso como estudiante con tus amistades y profesores?

L.

«En el país de la amistad todo ser humano —cada uno de nosotros— es como un país. Puedes rodearte de muros para protegerte, para mantener a los demás fuera, sin dejar que nadie te visite, sin dejar jamás entrar a nadie, sin dejar jamás que alguien vea la belleza de tesoros que llevas dentro. Construir muros puede llevar a una existencia triste y solitaria. Pero también decidimos darle visas a la gente y dejarlos entrar para que puedan ver por ellos mismos toda la riqueza que uno tiene para ofrecer. Puedes decidir permitir a los que te visitan ver tu dolor y el coraje que has desarrollado para sobrevivir. Dejar a los otros entrar —dejarlos ver tu país—, esa es la llave de la felicidad».18

«Esa es la cosa con los amigos. Cada uno es distinto. Y cada amigo sabe algo de ti que tus otros amigos no saben. Supongo que parte de ser amigos es que compartes un secreto con cada uno de ellos. El secreto no tiene por qué ser un gran secreto. Puede ser uno pequeño nada más. Pero compartir ese secreto es una de las cosas que los vuelve amigos. Se me ocurrió que eso era bastante increíble. Estaba aprendiendo muchas cosas sobre vivir en el país de la amistad. Me gustaba vivir en ese país. Me gustaba muchísimo».19

Este mismo artículo surge de querer la visa al país de mi profesor. El mismo que me ayudó a renovar mi vis[d]a al país de Dios. Tenía que deshacerme de mí antiguo pasaporte con información ya caducada y renovarlo, para poder obtener la visa al país de Dios.

Para la clase de Justicia hice la siguiente oración:

«Inhala la comunidad

Exhala el odio

Inhala el amor

Exhala el temor y los miedos

Inhala la vida, los amigos y los enemigos

Exhala los rencores, los malos pensamientos

Inhala el olor de estar aquí congregados para el arte de la justicia

Exhala la definición de una justicia maliciosa

Inhala las palabras de amor que un día alguien te dio

Exhala los impulsos guiados por el mal que te controlan

Inhala la compasión para las comunidades oprimidas

Exhala la religión de maldad disfrazada de bondad20

Y luego recuerda que estás aquí

Que todavía hay personas con buen corazón en este mundo

Agradece a las nubes el nuevo día, a las estrellas una nueva luna llena

Así como la luna, recuerda que tenemos que pasar por fases de abismos para sentirnos plenos de nuevo»21

  1. La teórica de género Judith Butler afirma que para que la educación sea liberadora debemos darle espacio al humor y el error. «…creo que deberíamos pensar un poco más desde el humor en la educación y lo que implica cometer errores. Sobre esto digo: «comete tu error y encuéntralo magnífico, comete tu error y encuéntralo enorme». Se trata de pensar una manera de vivir el error como una forma de aceptar nuestra perspectiva limitada, aceptándolo como parte de lo que implica estar vivo, ser, devenir. Esto es muy distinto a pensar a la persona donde el error es marcado como falta. Debería haber una manera de vivir el error afirmativamente; y creo que eso debería también suceder en la educación».22

¿En tu espacio educativo cómo has vivido tus «fallas», tus «errores» y tus «imprudencias»?

L.

  • Poner chupetes en el baño como premio si siguen las instrucciones de un juego.
  • Dar barquitos, aviones de papel, flores, dibujos y regalos creativos a chicas.
  • Llegar tarde de clases.
  • Pintar en el pizarrón mis sentimientos.
  • Pintar con sangre.
  • Pedirle al profesor de música que me ayude con la música de una canción que habla del amor de una chica por otra.
  • Llevar a una amiga, de la que sospechan que estamos saliendo, a cocinar con la directora.
  • Salir con seis personas en menos de un año.
  • Cortarme el pelo muy corto.
  • Diseñar mi propio uniforme del colegio.

¿Fueron realmente errores o solo lo consideran errores por el contexto en el que me encontraba? Si me hubiera encontrado en otro contexto, ¿hubieran sido llamados logros en lugar de errores? Si fuera hombre ¿seguirán contando como errores o acaso serían celebrados?

  1. Dome, leímos el artículo «La bala» de Paul B. Preciado. Podrías recordar cómo acogiste este texto:

La homosexualidad es un francotirador silencioso que pone una bala en el corazón de los niños que juegan en los patios, sin importarles si son niños de pijos o de progres, de agnósticos o de católicos integristas, no le falla la puntería ni en los colegios de zonas altas ni en los de las zonas de educación prioritaria. Tira con la misma pericia en las calles de Chicago que en los pueblos de Italia o en las barriadas de Johannesburgo. La homosexualidad es un francotirador ciego como el amor, generoso como la risa, tolerante y cariñoso como un perro. Cuando se cansa de disparar a los niños, tira una ráfaga de balas perdidas que van a alojarse en los corazones de una campesina, de un conductor de taxi, de un paseante de parques…La última bala alcanzó a una mujer de ochenta años mientras dormía.

[…]

Hay médicos e iglesias que prometen extirpar la bala. Dicen que en Ecuador cada día abre una nueva clínica evangelista para reeducar homosexuales y transexuales. Los rayos de la fe se confunden con descargas de electricidad. Pero nadie ha logrado nunca extirpar una bala. Se puede enterrar más profunda en el pecho, pero no extirpar. Tu bala es como tu ángel de la guarda, siempre estará contigo.

Yo tenía tres años cuando sentí por primera vez el peso de la bala. Sentí que la llevaba cuando escuché a mi padre tratar de sucias tortilleras a dos chicas extranjeras que caminaban de la mano por el pueblo. Sentí en ese momento que el pecho me ardía. Esa noche, sin saber por qué, imaginé por primera vez que me escapaba del pueblo para ir a un lugar extranjero. Los días que vinieron después fueron los días del miedo, de la vergüenza.

[…]

Sus padres gritan para que las niñas lesbianas, los niños maricas y los niñes trans no vayan al colegio, pero ellos saben que llevan la bala dentro. Por la noche, como cuando yo era un niño, se van a la cama con la vergüenza de decepcionar a sus padres, con miedo quizás de que sus padres les abandonen o que deseen su muerte. Y sueñan, como yo cuando era un niño, que huyen hacia un lugar extranjero, o a un planeta lejano, donde los niños de la bala pueden vivir. Yo os hablo a vosotros, los niños de la bala, y os digo: la vida es maravillosa, os esperamos aquí, todos los caídos, los amantes del pecho agujereado. No estáis solos.

París, 15 de febrero de 2014.23

L. Recuerdo que se lo había enseñado a mi mamá… «mi mamá… que mujer tan buena, fantástica y valerosa es. Y si mi vida será una guerra porque te amo, lo que significa que me gustan las chicas, entonces vaya suerte que tengo de tener a mi mamá peleando esa guerra a mi lado».24

No estoy sola y aunque tengo esa bala impregnada en mí, tengo a mi mamá, a mi profesor, amigos y amigas y a Jesús de mi lado.

(Preguntas de Lazuli a Jonathan Minchala que además de su profesor es colega de escritura, editor, hermano de la misma iglesia, consejero y también amigo).

Ilustración por Lazuli.

  1. «Nos ven como quieren vernos, en los términos más simples, en las definiciones más convenientes. Pero lo que descubrimos es que cada uno de nosotros es un cerebro… y un atleta… y un caso perdido… una princesa… y un criminal. ¿Eso responde a tu pregunta?» «Ella nunca me ha visto/Solo ve mis pinturas y dibujos/como si yo y mis creaciones fueran dos mundos diferentes».25

«Ella es artista», dice la mayoría de mis profesores, pero ni siquiera saben qué es lo que me inspira a hacer arte. Aunque para ser sincera no les gustaría saber que ellos son parte de mi inspiración, porque ellos solo ven mis «hermosos» dibujos pero no me ven a mí como en realidad soy. ¿Por qué los profesores categorizan a sus alumnos sin conocerlos? ¿Cree usted que los profesores deberían tomarse el tiempo de conocer a sus alumnos y no solo pasarles una fría información sobre la materia?

J. A veces creo que el problema no solo es tomarse el tiempo de conocer a sus estudiantes sino dejarnos conocer también por ellos. Por un lado, para algunos/as es muy difícil lograr esto porque como profesores no quieren mostrarse vulnerables, quieren siempre tener el control de todo. Pensar que los y las alumnas pueden ver sus debilidades les resulta impensable. Por otro lado, no me gusta ubicar al profesor como una especie de científico o de etnógrafo que analiza su «objeto de estudio» con paternalismo para sacar conclusiones absolutas que hagan del estudiante un número más de la estadística. Estoy en favor de establecer una relación honesta donde, a pesar de los diferentes roles y el poder que un profesor pueda tener, se implementen cercanías, juegos, proyectos, conversaciones, arte, etc. que nos lleve a pensar más allá de lo identitario y nos haga reconocernos en los y las estudiantes y ellos/as en nosotros.

  1. «Si ignoramos algo, entonces pagaremos el precio. A los gobiernos les encanta ignorar las cosas que no son convenientes. Nadie gana nada fingiendo que no está ahí. Todos sufriremos por ello».26 A veces pienso que los colegios son como un gobierno, ¿qué piensa usted?

J. Hay colegios que son más un gobierno frágil que una institución educativa. En ambos se fijan reglamentos. En ambos quedan espacios grises. Ahí preguntamos: ¿Qué se escoge ignorar? Cuando los ignorados causan incomodidad al sistema pulcro de la institución, entonces viene la represión.

  1. «¿Qué quieres ser cuando seas grande? no solo tiene que ver con la profesión que escojamos. La verdadera pregunta es ¿qué tipo de persona quieres ser? ¿quieres amar? ¿o quieres seguir con el odio? El odio es una decisión. El odio es una pandemia emocional para la que nunca hemos encontrado cura. Elijan amar.»27

Yo elijo amar. ¿Qué elige usted?

¿Cree que en los colegios nos preparan para responder esa pregunta?

J.

1.Entrenarnos en el «ser» antes que en el «hacer» es una vieja fórmula aristotélica y cristiana que debemos rescatar, sobre todo en este mundo individualista y competitivo. Las virtudes contra una ética de decisiones.

2.Elegir amar en las dificultades es difícil, más aún cuando no nos han enseñado herramientas que nos ayuden a diferenciar entre el amor, la dependencia y la manipulación. El asunto es que, como toda virtud cristiana, esto se aprende más por imitación que de manera proposicional.

  1. «Los maestros eran importantes. Podrían hacerte sentir que formabas parte de la escuela, que podías aprender, que podías tener éxito en la vida…o» podrían hacerte sentir así: «Mis profesores me vigilaban tanto, tan de cerca, que me sentía como si intentara escapar de la cárcel, aunque sólo fuera la escuela.»28

¿Cree que mis sentimientos están justificados?

J. Siempre debemos darle espacio y validez a nuestras emociones. Voy a hacer trampa. Responderé con tres párrafos de menos de 280 caracteres:

Mi amigo y teólogo Luis Marcos Tapia dice: «Ser cristiano es vivir un ethos específico desde el seguimiento de una persona concreta, Jesús, que al no estar ya en medio de nosotros sólo es posible seguir desde la imitación de sus discípulos y discípulas…»29

Los maestros desde una perspectiva anabautista son indispensables porque, parafraseando y ampliando a Hauerwas, en un mundo sin fundamentos epistemológicos, todo lo que tenemos es al otro para lograr un verdadero aprendizaje. El profesor como modelo incluso con sus imperfecciones.

Dome, la escuela como cárcel es una idea muy foucaultiana, es el panóptico que nos hablaba Michael Foucault donde nos vigilan y regulan. Pero el deseo persiste, escapa. Yo tuve una maestra que me enseñó esto y que también me ayudó a escapar de las miradas que me aprisionaban. Lo más duro es darse cuenta que a veces la mirada más difícil de enfrentar es la nuestra.

  1. Tomando en cuenta la última frase de la pregunta anter

    Ilustración por Lazuli.

    ior y este dibujo, me podría decir ¿Por qué los profesores hacen que una estudiante se sienta así?

J. Quieren aumentar la cuota de culpa que todos tenemos. Operar el control no solo en la mente sino en las emociones, en el cuerpo. Disciplinar, controlar y normalizar a los estudiantes. Tapar las luces, obligarlo a caminar sobre su propia sombra para que no se pueda reconocer. Lamentablemente, para algunos sin la diferencia es más fácil trabajar.

Reflexiones finales

Estaba en la cocina con Stanley y me estaba ayudando a decidir si ir a Duke o a otra universidad donde me habían aceptado. Me dijo: «Bueno, si vas allí, tal y cual te convertirías en un buen ironista liberal». Yo era joven y tonto y pensaba que Contingency, Irony and Solidarity era uno de los mejores libros que jamás había leído, pero no era tan tonto como para preguntar: «¿Cuál es el problema con eso?». Así que en vez de eso le pregunté: «Y si vengo aquí, ¿en qué me convertirías?». Me miró a los ojos y gruñó: «En un malvado hijo de puta».30 —Peter Dula

Stanley Hauerwas dice que no tiene la carga de hablar más sobre justicia y fe porque su ex estudiante, Daniel M. Bell, ya lo ha hecho por él.31 Creo que este debería ser el anhelo de cualquier profesor que tome en serio su trabajo. Dome en muchos casos ha podido decir mejor lo que yo no he sabido cómo hacer. El arte y el lenguaje de la oración a veces se vuelve meramente intelectual para mí pero parece estar inscrito en el cuerpo y los deseos de ella. La última presentación de Dome para la clase de Justicia, sobre las injusticias que históricamente han pasado las mujeres, se basó en la definición del amor de bell hooks, el trabajo sobre los deseos y la justicia de Daniel. M. Bell y su crítica a la teología de la liberación, y el libro del apóstol Santiago sobre el amor, las buenas obras y la lengua. Todo esto lo hizo desde una perspectiva anabautista con la convicción que el Estado no es el agente principal de cambio en nuestra sociedad sino las pequeñas prácticas, los puntos de fuga y resistencia agenciados desde nuestro propio deseo. En medio de su presentación resignifica la palabra ‘puta’ para recordarnos que muchas veces se la utiliza para condenar a aquellas mujeres que deciden no ceder ante los deseos de otros y hacerse cargo de su propia forma de amar en libertad. Sin embargo, Dome no presenta esto simplemente como una lucha entre hombre contra mujeres sino contra un sistema injusto donde todos y todas de alguna forma hemos sido cómplices. Dome se ha hecho cargo de esto en su propio recorrido con sus dibujos, escritos, poemas, oraciones y canciones. En las injusticias que ha enfrentado no ha puesto su esperanza en que alguna institución le haga justicia, sino en que el arte y la espiritualidad pueden transformar la ira santa y el resentimiento en un manifiesto. Siendo consciente que debe darse espacio y concederse a sí misma un lugar para el perdón y la misericordia. Encarnando la máxima de Santiago de que «la misericordia triunfa sobre el juicio».

Que podamos orar juntos, tal como lo hizo un estudiante agnóstico en mi clase de Justicia, «Señor no sé si estás ahí pero quiero decirte que…». La oración-conversación continúa.


Doménica Santillán Manjarrez (Quito, 2005) es artista y estudiante «Senior» de colegio. Está interesada en muchos tipos de artes: toca el piano a escondidas, es cantante y dibujante emergente. Ha participado en obras teatrales como «A Christmas Carol» y «The Boy Who Fell into a Book». Formó parte del Summer program en SCAD en Savannah, Georgia. Tiene planeado escribir muchos relatos para exorcizar algunos demonios o simplemente asustar a sus compañeros. Su página de ilustraciones es @Lazzuzli. Todas las ilustraciones que acompañan este artículo son de Lazuli, la voz de la escritura y de los dibujos de Doménica Santillán.

Jonathan Minchala Flores (Guayaquil, 1991) estudió grado y posgrado en comunicación, literatura y estudios de la cultura. Actualmente cursa el doctorado en Literatura Hispanoamericana sobre literatura y teología de la liberación en clave deleuziana. Constantemente tentado por la teología, ha sido co-host en el podcast Merienda Menonita y A Imagen y Semejanza. Es profesor de Literatura, Investigación y Justicia, sirve en la mesa directiva de la Iglesia Unida de Ecuador, y también es miembro de la Red Ecuatoriana de Fe y de la Fundación Josías.

Footnotes

1

Stanley Hauerwas and John H. Westerhoff, eds., Schooling Christians “Holy Experiments” in American Education (Grand Rapids: Eerdmans, 1992), 90.

2

Ibíd., 90.

3

Jonathan Minchala, «Ética de la imprudencia», en Anabaptist World, 4 de abril de 2022: https://anabaptistworld.org/etica-de-la-imprudencia/.

4

Rowan Williams, «Trinidad y pluralismo» en Gavin D’Costa, ed., La unicidad cristiana reconsiderada: El mito de una teología de las religiones pluralista (Bilbao: Desclée de Brouwer, 2000), 39.

5

Luis Marcos Tapia, «“Imítenme a mí”, el rol pastoral en una comunidad de fe anabautista», en Anabaptist Witness, 10 de agosto de 2016: https://www.anabaptistwitness.org/2016/08/imitenme-a-mi-el-rol-pastoral-en-una-comunidad-de-fe-anabautista/.

6

James W. McClendon, Jr., Systematic Theology, vol. 1: Ethics (Nashville: Abingdon, 2002, 2ª ed. rev.), 342-43.

7

Williams, «Trinidad y pluralismo», 48.

8

bell hooks, Enseñar a transgredir (Madrid: Capitán Swing, 2021), 67.

9

hooks, Enseñar a transgredir, 47.

10

Benjamín Alire Sáenz, Aristóteles y Dante se sumergen en las aguas del mundo (Barcelona: Planeta, 2021).

11

Ibi Zoboi and Yusef Salaam, Punching the Air (New York: Balzer + Bray, 2020).

12

Alire Sáenz, Aristóteles y Dante.

13

Ibíd.

14

Ibíd.

15

Minchala, «Ética de la imprudencia».

16

Josefina Ludmer, «Las tretas del débil» en Patricia Elena González, y Eliana Ortega, eds., La sartén por el mango: Encuentro de escritoras latinoamericanas (Río Piedras: Huracán, 1984).

17

Facundo Giuliano, Rebeliones éticas, palabras comunes (Buenos Aires: Miño y Dávila, 2017), 23.

18

Alire Sáenz, Aristóteles y Dante.

19

Ibíd.

20

De aquí se toma el título de este ensayo creativo/entrevista, solo se le cambia la palabra «religión» por «educación».

21

Oración hecha para la clase de Justicia.

22

Facundo Giuliano, Rebeliones éticas, palabras comunes (Buenos Aires: Miño y Dávila, 2017), 187.

23

Paul B. Preciado, Un apartamento en Urano (Barcelona: Anagrama, 2019), 100-2.

24

Alire Sáenz, Aristóteles y Dante.

25

Zoboi and Salaam, Punching the Air.

26

Alire Sáenz, Aristóteles y Dante.

27

Ibíd.

28

Zoboi and Salaam, Punching the Air.

29

Marcos Tapia, «“Imítenme a mí”.

30

Charlie M. Collier, The Difference Christ Makes: Celebrating the Life, Work, and Friendship of Stanley Hauerwas (Eugene: Wipf and Stock, 2015), 71.

31

Stanley Hauerwas, War and the American Difference: Theological Reflections on Violence and National Identity (Grand Rapids: Baker Academic, 2011).